También esta semana le he puesto el asiento a la silla del abuelo de un amigo mio. Aquí es donde el siempre le gustaba sentarse frente al fuego de la chimenea de la cocina de la casa de campo, a esta silla le tenia un especial cariño, pues decía que era de las pocas cosas que todavía le quedaban de su madre y en ella había visto sentarse también frente a la chimenea a su padre.
Ellos mismos se encargaron de volver a repintarla y yo le di el toque final con la anea.
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Así quedo el resultado, para que mi amigo pueda hacer como han hecho su padre, su abuelo y su bisabuelo, sentarse a disfrutarla frente al fuego en los días de frió en el campo.
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